Un maestro budista se hallaba dando una lección. En un momento dado levantó un vaso de agua. Todo el mundo esperaba la típica pregunta “¿Está medio lleno o medio vacío?”
Sin embargo, inquirió:
- ¿Cuánto pesa?
Las respuestas variaron entre 200 y 250 gramos
El maestro respondió:
-Amigos míos, el peso en gramos no importa. Lo que cuenta es “lo que nos pesa”, y eso depende de cuánto tiempo lo sostenemos.
Si lo sostenemos un minuto, no es problema. Si lo sostenemos una hora, nos dolerá el brazo. Y si lo sostenemos un día, el brazo se entumecerá y se paralizará.
El peso en gramos no varía, pero cuanto más tiempo lo sujeto, más difícil de soportar se vuelve.
Y continuó:
-Las preocupaciones son como el vaso. Si piensas en ellas un rato, no pasa nada. Si piensas un poco más, empiezan a doler. Y si piensas en ellas todo el día, acabas sintiéndote paralizado, incapaz de vivir.
Su conclusión resumía buena parte de la doctrina budista:
-Recordad: hay que saber soltar.