Esta semana se puso intensa. No me gusta echarle toda la responsabilidad al eclipse… pero que hay movimiento emocional cuál marea alta, es innegable.
Lo siento como si nuestros mayores miedos se nos parasen en frente y no nos permitieran pasarles por el costado. Imagino que me dicen “Acá estoy y no te voy a dejar pasar hasta que me mires a los ojos, un buen rato”
¡Qué ganas de salir corriendooo! pero no hay a donde ir. Ellos firmes esperando ser vistos y, si logramos juntar un poco de coraje, procesados.
Así lo estoy viviendo yo y la mayoría de mis consultantes.
Las historias son distintas pero lo que se repite es el aprendizaje: aceptar que la realidad no es la que esperaba o la que me gustaría.