, esta semana una consultante me hizo una pregunta que me dejó pensando: “¿Todo el tiempo tenemos que estar analizando y profundizando lo que nos pasa?” Antes de contarte mi respuesta, te pongo en contexto.

Ambas tenemos luna-Plutón. En castellano, nuestra base emocional es intensa. Profundizar de alguna manera nos da seguridad, es un lugar que sentimos cómodo y nos fluye natural. Me sentí muy identificada con ella cuando me contaba que ama las charlas profundas. Que le cuestan los temas más superficiales o cotidianos y que siempre piensa mucho todo. Para mi este combito es un talento (cuando no se va muy al extremo, obvio) y descubrirlo me guió a mi propósito y a mi vocación. Pero entiendo que profundizar 24x7 puede ser agotador.

, ¿Vos también sos del equipo de las que profundizamos todo?

En algún momento ya les conté que empecé terapia a los 5 años porque somatizaba. El "brillante" medico me mandó al psicólogo a mi y no a mis padres, en fin… esto será tema para otro mail. Ese fue el inicio de muchísimos años de análisis. Ahora que lo pienso, creo que en mi vida fueron más los años que fui al psicólogo de los que no. El punto es que para mí autoanalizarme es algo natural. Por eso cuando ella me hizo esa pregunta hice un rápido repaso por todo mi recorrido de autoconocimiento.

Mi consultante me planteaba que el otro camino era dejar de cuestionar todo tanto y fluir. Pero no desde el lado de la confianza, sino que sonaba más a vivir en piloto automático.

Entonces mi respuesta fue: “No, no hace falta analizar en profundidad todo lo que nos pasa siempre. No tenemos que vivir en modo intensidad escorpiana 24x7.  Hay momentos en los que queremos dejar de buscar y de reflexionar. Y está perfecto.  Pero si es importante vivir en presencia y consciencia. No tiene por qué ser tan polarizado -o profundizo o vivo en piloto automático-. Sino que podemos fluir y estar más relajadas, pero con consciencia y presencia de nuestra realidad”

, te compartí esta partecita de una sesión por si vos también te planteas ponerle una pausa a tu búsqueda interior. Todas, en algún momento, nos sentimos agotadas de tanta reflexión. Pero acordate que frenar la búsqueda no significa anestesiarte. Frenar la búsqueda es una maravillosa oportunidad de introyectar todo lo aprendido. De fluir con verdadera confianza del camino que estás transitando. De vivir en consciencia y presencia.

Nos leemos el sábado que viene. Beso grande, Pau.