, quiero compartir con vos una experiencia que me dejó una profunda reflexión. Hace un par semanas vi un vivo de Sole Simond (si no la conoces te súper invito a que busques su IG, es muy genia) donde hablaba sobre la felicidad.
Aunque no pude verlo completo, una frase en particular me impactó demasiado: "La felicidad silba bajito".
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Esta frase me llevó a cuestionar nuestra búsqueda constante de eventos extraordinarios, grandes y llamativos que, si bien son hermosos, también son efímeros.
Pensemos en el gran viaje, la fiesta de casamiento, el ascenso laboral o el lanzamiento de un nuevo proyecto. Sí, son momentos importantes en los que invertimos mucha energía y, sin duda, generan altas expectativas.
Pero, ¿cuánto tiempo duran realmente? ¿Esas horas de felicidad son suficientes para sostenernos durante el resto de las semanas?
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Me resonó mucho esta idea de
buscar la felicidad en lo cotidiano, en lo simple, en lo que ya hay en nuestra vida hoy.
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Y voy a linkear esta idea a otra.
En esa misma semana una de mis consultantes se cuestionaba sobre su propia forma de vivir la espiritualidad.
Le pregunté qué significaba para ella ser espiritual, y le compartí esta misma frase:
“La espiritualidad silba bajito”
A veces creemos que para ser espirituales necesitamos meditar 1 hora por día, llevar un diario de gratitud todas las noches y tomar jugo verde de desayuno.
Si, esas pueden ser algunas prácticas, pero no son las únicas.
Existen personas muy espirituales que no hacen nada de eso.
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Para mí, la espiritualidad y la felicidad son energías sutiles que van en paralelo al resto de la vida.
Tienen más que ver con nuestros pensamientos, emociones y actitudes diarias que con actos grandilocuentes.
La espiritualidad y la felicidad tienen que ver con vivir en presencia y consciencia, valorando cada momento y encontrando significado en las cosas simples de la vida.
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, ¿Qué cosas simples y cotidianas te conectan con la felicidad y la espiritualidad?¿Cuán comprometida estás con sostenerlas en tu rutina? ¿Cómo podés afianzarlas aun más?
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La felicidad y la espiritualidad no están reservadas solo para momentos especiales o prácticas elaboradas. Están presentes en cada momento de tu vida si te tomas el tiempo para reconocerlas.
Nos leemos el sábado que viene.
Beso grande, Pau.
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