Una consultante se quiere separar hace tiempo, pero siente culpa. Esa culpa pesada que nos toma por completo y no nos deja avanzar.
Juntas venimos trabajando para comprender de donde viene esa emoción, como gestionarla, etc… pero en la última sesión le propuse una nueva idea.
En lugar de esperar a que la culpa desapareciera, le pedí que buscara otra emoción que supere esa culpa.
"Ok, no intentemos eliminar la culpa", le dije. "En cambio, pensá en una emoción que sea más poderosa y que te permita dar ese paso que tanto deseas"
Fue entonces cuando me dijo la palabra "libertad"