La primera opción me lleva a centrarme por días en el vaso medio vacío. Claro que muchas veces “elijo” este camino o la situación me lleva puesta y termino por esta vía.
Perooo aprendí que existe otra opción. ¿Cómo la atajo? Volviendo a lugares que me hacen bien, que son como un refugio para mi.
Estos pueden ser desde las charlas con amigas, el abrazo de mi pareja, los ojos de mi hijo, el cariño de mi perro, el apoyo de mi familia o la orientación de mi terapeuta.
También pueden ser acciones como meditar, caminar, escribir, sumergirme en un buen libro, encender una vela, dormir sin despertador o comer algo rico.
Lo importante es identificar esos entornos y acciones que nos hacen sentir contenidos y protegidos, como cuando nos hacemos bolita y alguien nos abraza