Hola , si ya me conoces desde hace algún tiempo, seguramente hayas leído un poco acerca de mi relación con las terapias.
Mi viaje comenzó a los 5 años porque me enfermaba todo el tiempo. Y desde entonces comencé un largooo recorrido.
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Graciela, mi primera psicóloga, compartió conmigo diez 10 años de mi vida. No todos seguidos, pero fue testigo desde mis trampas para ganar a la batalla naval que jugábamos juntas hasta el inicio de la relación con mi primer novio.
Josefina también dejó una huella especial en mi vida; pasó años tratando de mostrarme ciertas cosas, pero en ese momento, yo no estaba preparada para verlas.
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, ¿te paso alguna vez de entender mucho tiempo después lo que alguien estaba tratando de mostrarte?
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Hasta que llegó mi gran crisis y conocí a Verónica. Con ella logré cambiar 360 grados mi vida (y también entendí lo que Josefina me decía, pero en ese momento no lo veía)
En paralelo también empecé a probar todas las terapias holísticas que se me cruzaban: reiki, registros, sanación pánica, bioenergética, constelaciones, flores de Bach, astrocoaching, tarot, biodecodificación y la lista sigue….
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Pero llegó un momento en el que necesite frenar un poco tanta búsqueda. Cuando nació Juli decidí dejar mis encuentros con Vero. Ser madre era la frutilla de la torta de todo el camino que habíamos recorrido juntas.
Durante estos dos años en los que mi agenda no incluyó la palabra "psico", muchas cosas continuaron sucediendo en mi vida, pero CASI siempre sentí que podía surfear la ola por mi cuenta.
¿Qué hago con esos “casi” que me superan? Retomo sesiones puntuales.
Esto es precisamente lo que me pasó esta semana. Hace días venia trabada con una situación que necesitaba mirar con otros lentes y no podía desarmarla sola…
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, ¿sos de hacer sesiones sueltas o procesos larguitos?
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Así que la llame a Patri (siguen apareciendo más nombres, pero es una de las terapeutas holísticas de la lista anterior). Ella también fue testigo de mi crisis 2013 y me acompaño en mi gran transformación.
Setenta minutos de charla fueron suficientes para que yo pudiera entender y resignificar completamente lo que me estaba pasando. Literal cambio radicalmente mi manera de percibir la situación.
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Ese mismo día, una consultante me dijo: “Después de nuestra última sesión, se me vinieron a la cabeza cosas que nunca había pensado”.
Entre los dos eventos me fui a dormir con una sensación de gratitud por todos los años que llevo caminando procesos terapéuticos (tomando y dando, porque como todo en la vida para que crezca tiene que circular)
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Querida amiga del newsletter, quería compartirte esta historia para recordarte lo poderoso que es hacer terapia.
La importancia de tener un espacio seguro para autoescucharnos y abrirnos al intercambio con otro ser que nos guía a mirar la vida con otros ojos.
La magia de trabajar en equipo junto a alguien que se pone la camiseta 100% por nuestro equilibrio, bienestar y paz interior es realmente transformadora.
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, si estás en un momento de tu vida donde necesitas un espacio de trabajo codo a codo para tu crecimiento personal estate atenta que muy pronto de vienen novedades
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