Este tipo de reflexiones aparecieron en mi última gran transición: la maternidad.
Me acuerdo una conversación que tuve con una amiga (que ya tenía 2 hijos) antes de decidir traer a Juli a este mundo:
Paula 2020: Cuándo sea mamá no voy a poder leer nunca más
(bien catastrófico lo mío)
Ella me dijo: “si es importante para vos le vas a encontrar un espacio”
Y la verdad es que tenía razón.
Los fines de semana aprovecho a full las siestas de Juli para sentarme a leer. En ese momento esa actividad es mi prioridad y lo quiero exprimir al máximo.
En general el plan funciona. Perooo a veces se traba.
Eso me pasó el sábado pasado.
Juli se durmió como siempre. Yo me acomode en el sillón con mi libro del momento (Brilla Hermana Brilla de Rebecca Campbell que se los súper recomiendo) pero no me podía concentrar.
No pensaba en nada en particular. Sólo estaba distraída. Empecé a ponerme un poco nerviosa por no estar aprovechando MI momento de lectura. Y en vez de soltarlo y hacer otra cosa. Metí presión y seguí.