Ya estaba entrando en este espiral negativo cuando me acordé del único recurso posible en ese momento: respirar
Mientras le hacĂa mimitos a Juli para que vuelva a dormirse empecĂ© a hacer respiraciones conscientes para calmarme.
Le sumé algunas afirmaciones del estilo “Todo esta bien en mi mundo” “Mi hijo goza de perfecta salud”
Y asĂ nos dormimos los dos.
Al otro dĂa tenia sentimientos encontrados. Por un lado, estaba enojada conmigo misma por volver a caer en estas trampas de mi mente pero por otro, me agradecĂ por haberme sacado bastante rápido de ese lugar poco amistoso.
Tuve que hacer este jueguito de resbalar y traerme de nuevo varias veces porque la fiebre de Juli durĂł 72hs.